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El uso de pesticidas químicos ha sido ampliamente cuestionado por sus negativos efectos ambientales y limitado por las exigencias actuales de los consumidores, quienes demandan alimentos libres de sustancias tóxicas o químicos potencialmente dañinos a la salud.

Debido a esto, el desarrollo de nuevas estrategias de protección vegetal frente a las enfermedades causadas por patógenos es un objetivo prioritario para el mantenimiento de la competitividad del sector productivo agrícola en general. Los avances en el conocimiento de los mecanismos de resistencia de las plantas a patógenos permiten desarrollar nuevas tecnologías y estrategias de protección vegetal más eficaces y respetuosas con el medio ambiente, que contribuyen a impulsar una agricultura sostenible y competitiva. Entre las nuevas tecnologías con potencial de desarrollo se encuentra el uso en protección vegetal de la resistencia inducida vegetal, que permite una activación de los mecanismos de resistencia de las plantas mediante la aplicación de moléculas específicas (vacunas) que tienen la capacidad de potenciar la resistencia natural de las plantas, inmunizándola frente a enfermedades. Estas moléculas al ser aplicadas sobre las plantas son reconocidas por receptores específicos presentes en sus células y activan los mecanismos de resistencia de las plantas, lo que contribuye a prevenir el desarrollo de la enfermedad.

La pared vegetal actúa como primera barrera a la que se enfrentan los patógenos, constituyendo una de las mayores fuentes de moléculas señalizadoras de defensa de las plantas. Estas moléculas son liberadas de la pared vegetal por la acción hidrolítica de enzimas sintetizados por el patógeno para debilitar la célula vegetal y que son reconocidas por receptores de la propia planta desencadenando los procesos de resistencia. Es por ello que los fisiólogos han centrado sus investigaciones en la identificación de estas moléculas con efecto “vacuna” para utilizarlas en programas de prevención, mediante aplicaciones periódicas, para mantener altas las defensas para cuando se den las condiciones idóneas de desarrollo del patógeno.
El efecto “vacuna” se presenta como el método más prometedor de entre las alternativas de control de patógenos, ya que no supone ningún tipo de riesgo para el hombre ni el medio ambiente, al mismo tiempo que permitirá reducir drásticamente el uso de pesticidas, sobre todo en la época de cosecha.

Lida Plant Research desarrolla dos líneas de investigación en este campo:

  1. Identificación y purificación de nuevas moléculas de la pared celular de plantas con efecto vacuna.
  2. Caracterización genética de su modo de acción. Fruto de estas investigaciones se ha caracterizado el modo de acción de compuestos de origen vegetal, al inducir la expresión del gen WRKY33, que codifica un factor de transcripción clave en la activación de las respuestas defensivas frente a un amplio espectro de patógenos, en niveles no descritos hasta ahora en bibliografía. El siguiente paso es aislar y purificar qué moléculas son las responsables de la expresión genética e identificar el receptor vegetal asociado.

¿Qué es una “vacuna vegetal”?
Es una sustancia que aplicada al cultivo de forma preventiva y sistemática durante su ciclo, es capaz de activar su sistema inmune para poderse defender de los patógenos que causan enfermedades.

¿Cuál es su origen, de dónde se obtienen?
Estas sustancias que actúan como vacunas vegetales se encuentran en la propia pared celular de las plantas y también en la de los patógenos, por tanto, son sustancias que están en la propia naturaleza y no tienen ninguna toxicidad.

¿Hablamos de una ‘vacuna’ generalizada única para todo tipo de plantas, o con características especiales según el tipo de cultivo?
Esta tecnología se puede aplicar a ambas cosas. Hay una serie de “sustancias naturales” que protegen frente a un amplio rango de enfermedades ya sean fúngicas o bacterianas y hay otro tipo de productos naturales que pueden ser muy específicos para una enfermedad concreta.

¿Cuáles serán las principales ventajas para el agricultor?
El agricultor puede tener un ahorro de costes significativo, ya que al prevenir las enfermedades no es necesario realizar tantos tratamientos fitosanitarios. Además se ha demostrado que los tratamientos preventivos aumentan la cantidad y la calidad de la producción.

¿El desarrollo de elementos preventivos es el paso lógico después de haberse apostado durante mucho tiempo por perfeccionar los plaguicidas? ¿O se trata de dos elementos perfectamente compatibles?
Es un paso lógico, siempre es mejor prevenir que curar. Además estos tratamientos son perfectamente compatibles con los tratamientos plaguicidas, observándose en algunos casos un efecto sinérgico que permite utilizar unas dosis menores de estos tratamientos. Además hay que tener en cuenta que desde el 14 de junio de 2011 se aplica el Reglamento 1107/2009, que junto con la Directiva 2009/128/CE, limita los productos químicos que están disponibles para el agricultor.

¿El uso de estas sustancias supone una modificación genética en las plantas, lo que se conoce como cultivos modificados genéticamente?
Esta tecnología no implica una modificación genética, sino que lo que tiene lugar es la expresión de los mismos genes que tiene la planta para activar sus defensas de forma natural.

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