Según la FAO, “la seguridad alimentaria existe cuando todas las personas tienen, en todo momento, acceso físico, social y económico a alimentos suficientes, inocuos y nutritivos que satisfacen sus necesidades energéticas diarias y preferencias alimentarias para llevar una vida activa y sana”. La seguridad alimentaria es una de las principales necesidades básicas de todos y de cada uno de los países del planeta y hoy, día mundial de los cereales y en un contexto de expansión de la población y de cambio global, planteamos la siguiente pregunta ¿Qué papel pueden desempeñar los cereales en la seguridad alimentaria?
La primera advertencia gira en torno al cambio climático. Tras conocerse el informe cambio climático 2022: impactos, adaptación y vulnerabilidad, publicado a finales del mes de febrero, Hoesung Lee, presidente del Grupo de Trabajo II del Panel Internacional sobre Cambio Climático, (IPCC, por sus siglas en inglés), declaró que dicho documento “muestra que el cambio climático es una amenaza grave y creciente para nuestro bienestar y una vida saludable. Nuestras acciones de hoy darán forma a cómo las personas se adaptan y la naturaleza responde al aumento de los riesgos del clima”. Un informe que pone de manifiesto que el cambio climático afectará a los ecosistemas y a los sistemas económico y sociales. Otros apuntan que “a causa del cambio climático ya se ha reducido un 5% la producción del maíz, trigo y arroz, y un 21% el factor de producción de alimentos en el mundo”, según Marta G. Ribera científica del CSIC, que también participó en la elaboración del informe.
Por su parte, el último pronóstico preliminar de la FAO sobre la producción mundial de trigo prevé que en este 2022 se produzca un incremento por cuarto año consecutivo hasta alcanzar los 790 millones de toneladas. Geográficamente, el grueso de dicho crecimiento se estima que tenga lugar en América del Norte y parece que en Europa las previsiones no siguen el mismo camino, y se vaticina que la producción de trigo caiga ligeramente, debido a la reducción prevista de los rendimientos tras los máximos registrados en 2021. Otro pronóstico que podemos extraer y que según se indica no se tienen en cuenta las repercusiones del conflicto Rusia-Ucrania, es que es probable que Rusia experimente un incremento anual de los rendimientos, dada la mejora de las condiciones atmosféricas tras la sequedad registrada al inicio de la campaña. En cuanto a Ucrania, se prevé una reducción de la superficie sembrada y por tanto, una disminución de la producción este 2022.
Su enemigo, el estrés
Estamos ante un producto que se consume en todo el mundo y las elevadas temperaturas y el déficit de agua en el suelo no son los mejores compañeros para el cereal, que termina sometiéndose a un estrés. Un contexto que como prevé el IPCC el futuro de las plantas será el crecer en ambientes más estresantes. Esto, pone sobre la mesa el dedicar esfuerzos para conocer el impacto de los estreses abióticos, tanto en el desarrollo como en el proceso de producción de las plantas.
El estrés ambiental o, más específicamente, el estrés abiótico, se refiere a todos aquellos factores físicos del entorno que pueden influir de manera negativa en el crecimiento y la productividad de las plantas, un escenario donde influir en el metabolismo primario de la planta es determinanrte. El estrés se produce por la sequía, inundaciones, salinidad, temperaturas extremas, etc., por lo que intervenir en el metabolismo primario de las plantas es fundamental para mejorar su desarrollo, vigor, rendimiento y calidad. En LIDA Plant Research hemos sido capaces de mejorar dicho desarrollo gracias a nuestra innovadora investigación en bioestimulantes, preparados para estimular procesos naturales que benefician el crecimiento y las respuestas al estrés abiótico.
Llegado a este punto, diremos que los cereales están considerados como el pilar esencial de la alimentación humana y que tal contexto, alimentado por las alteraciones del clima afectará sobre su producción. El cereal es un claro protagonista de la seguridad alimentaria y la pregunta que debemos de hacernos es: ¿Somos capaces de obtener cereales adaptados a las diferentes condiciones climáticas? Los nuevos tiempos para la agricultura pasan inevitablemente por el uso de la biotecnología, quien es la verdadera protagonista en materia de protección vegetal y aumento de rendimientos.