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Ante la pregunta de si los árboles han sido capaces de aprender a adaptarse a la crisis climática, la respuesta es afirmativa. Así lo hemos podido conocer tras la publicación de una investigación internacional, liderada por la Universidad de New Hampshire (EEUU).

El cambio climático es una cuestión transversal que afecta a distintos ámbitos, entre ellos a la agricultura y los bosques, según la COP25, la vigésimo quinta Conferencia de las Partes del Clima de Naciones Unidas. Una realidad de la que parece ser, los árboles han intentado afrontar, pues “han aprendido” a actuar ante el incremento del CO2 de una manera u otra, según la disponibilidad del agua. Como explica la autora principal del artículo y ecóloga del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF-UAB) de Barcelona, Rossella Guerrieri “si el agua es abundante, sí aumentan la captura de dióxido de carbono y hacen la fotosíntesis más rápido para crecer sin tener en cuenta la transpiración; en cambio, si el agua escasea, prefieren ir más despacio y conservarla”, publica EFEVerde.

Tales resultados se han obtenido tras analizar un total de 12 especies diferentes de árboles en EEUU, tras extraer un testigo de madera de su tronco. “Una vez identificados los anillos que correspondían a los últimos 30 años de crecimiento, les hemos aplicado una técnica de análisis químico”, detalla Guerrieri. 

Según se explica en la publicación, dicho procedimiento se realiza con isótopos, dado que es el único que permite imaginar de qué manera han podido responder los árboles ante el aumento de dióxido en la atmósfera y a los cambios del clima. 

Hacia una agricultura sostenible

Como indica el último informe publicado por la FAO “el estado mundial de la agricultura y la alimentación 2019, la pérdida y el desperdicio de alimentos conllevan un gran volumen de emisiones que agravan el problema del cambio climático, así como un gran impacto en la seguridad alimentaria”. Entre las resoluciones adoptadas por la recién Asamblea General de la ONU destacan retos relacionados con la agricultura, la seguridad alimentaria y la nutrición. Desde LIDA Plant Research somos conscientes de dicho contexto, por ello, apostamos por una agricultura sostenible basada en la innovación y el uso de los bioestimulantes contribuyen a que sea posible.

Compartimos las cinco razones por las que los bioestimulantes tienen la capacidad para alcanzar una agricultura sostenible:

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